Migas de pan en la acera, junto a la puerta de la Residencia
Antoñita ya ha fallecido, vivía
en la Residencia
de Mayores, ella cada mañana tenía puesta su mente en los años vividos y su
familia, pero sobre todo, en los gorriones, esos pajaritos libres que consumen
poco, no necesitan vivienda, calefacción, ni médicos. Ella, después de su desayuno
desmenuzaba el pan en pequeñas migas y ¡hale!
lo echaba en la acera, junto a la puerta de su residencia; durante todo el día
acudían al lugar muchos pardales a degustar quizá su única comida del día. Y
ella, pegaba su nariz a la ventana y los observaba con ternura.
Como Antoñita ya no está en este
mundo y los pajaritos revoloteaban junto al lugar vacío de comida, ahora otras
tres residentes se dieron cuenta de la penosa situación y todos los días
vierten con cariño esos diminutos trocitos de un mendrugo de pan como vemos en
la fotografía. Y otra vez disfrutan dichos pajaritos.