Ya he comentado otras veces los
inconvenientes naturales entre seres vivos y humanos en una simple parcela con
vivienda en el campo.
Comenzamos otra vez la primavera,
la sorpresa mayor de este año ha sido que en un extremo del seto que forma el
cerramiento, lamentablemente se morían dichas arizónicas, he tenido que cortar una
veintena de ellas para evitar que se propague a las demás, los hongos secan las ramas. Tengo que curar al olivo
contra el repilo. Por la noche me tengo que proteger de las picaduras de un
mosquito hembra (que pretende chupar un poco de mi sangre y algo de infección), con un líquido
adosado a una clavija que se enchufa en la red eléctrica. Cuando comemos en la
terraza, dos avispas de cuerpo amarillo y fajas negras, revolotean sobre la
mesa como queriendo probar los manjares y nos asustan. Todavía no han hecho su
aparición en la cocina, las diminutas hormigas color ocre.
A pesar de que los caracoles les
gusta comer las uñas de león que las pone muy deterioradas, este año dicha
planta se ha auto curado y admiramos las
flores fucsias.
Hacemos un esfuerzo en comprender
que todos somos habitantes de este planeta y tenemos que sobrevivir, a los
pajaritos les desmenuzamos migajas de pan y ellos lo agradecen.