Después de los animales ahí están lo árboles, haciéndonos compañía entre otros muchos motivos de valor.
Siempre se han oído voces clichés de que es muy importante escribir un libro y plantar un árbol.
Sobre este tema podía escribir varias partes, pero no lo estimo de esa manera, por lo que, resumiré en lo posible.
Aunque tengo en mi terreno el cultivo de siete árboles, participé en una visita guiada por un parque para que un profesor nos diera las explicaciones necesarias para conocer todos los datos de más de cincuenta árboles qué, con sus verdosas grandezas nos cobijaban del sol y no ofrecían sombra en agradecimiento a los cuidados del jardinero.
Me llamó la atención el Árbol del Amor (Cercis silicuastrum) sólo había uno, por no ser propicio en estas tierras. Tiene hoja caduca y no pasa de los 8 metros de altura, ramas de color rojiza, hojas en forma de corazón, flores hermosas, rosadas que nacen antes que las hojas en marzo. Dice la tradición que de uno de estos árboles se ahorcó Judas.
Había varias acacias, la Acacia Falsa (Robina pseudoacacia) de hasta 20 metros, recuerdo que de niños comíamos los racimos de flores blancas, estaban buenas y las llamábamos quesillos.
Acacia Mimosa de hojas perennes de aspecto plumoso, flores redondeadas de color amarillo. Se usaba el día de los quintos los mozos llevaban colocada sobre el pecho una ramita y todos cantaban por las calles en grupos. En Galicia crecen de forma espontánea y hasta forma plaga.
Y el Tejo, es un árbol de hojas perennes de ocho metros de altura, hojas verdes,estrechas y pequeñas, dan un fruto parecido a una bellota verde pequeña y envuelta por una formación roja. Todas las partes de este árbol es tóxico y mortal menos el arilo rojo que consumen los pajarillos.
Y el Tejo, es un árbol de hojas perennes de ocho metros de altura, hojas verdes,estrechas y pequeñas, dan un fruto parecido a una bellota verde pequeña y envuelta por una formación roja. Todas las partes de este árbol es tóxico y mortal menos el arilo rojo que consumen los pajarillos.
Los mozos del norte de Extremadura subían al monte y traían una ramita que entregaban a la mujer elegida para su noviazgo, si aceptaba, conseguía su pareja, sino aceptaba tenía que dar la ramita a otra joven. De aquí la frase de "TIRAR LOS TEJOS A ALGUNA MUJER".
Es interesante que un guia nos explique por donde pasamos para evitar nuestra ignorancia ante monumentos, calles, plantas etc.