Regalo de MORGANA

Regalo de MORGANA
Gracias por tu regalo, me hace ilusión y cada vez que lo miro te recuerdo.

martes, 29 de septiembre de 2009

La extirpación de un quiste de grasa


Hacía años que en mi última costilla inferior me crecía un quiste de grasa, los médicos coincidían en decirme que carecía de importancia. Hace una semana que me vestí de valor y visité a mi doctor de cabecera, le dije: que era ya un bulto en aumento. Él muy amable me indicó por escrito el cirujano que podía realizar la extirpación.

Muy atento el especialista me señaló día y hora que tenía que presentarme en el hospital de la capital.

Estoy ya en el hospital, me acompaña mi mujer,surge en el pensamiento que he desayunado, que el doctor no me dijo nada; pregunto a todos los sanitarios con los que me cruzo y hacen movimientos de cabeza, osea que no les parece bien.

Esperamos en la sala, me acuerdo de mi familia, de todos, de mi historia, de vosotros los blogueros.

Me hago una pregunta: ¿será aquí el fin de mi vida?

Un enfermero anuncia con voz grave mi nombre, me ha tocado pasar al quirófano, me visten con una cofia plisada, una bata y unas fundas para cubrir los zapatos de los pies... todo un conjunto de color verde como muy fúnebre.

Ya tendido en la mesa viendo esos enormes focos aplastados de luz, llega el cirujano, le planteo lo de el desayuno, me pregunta muy simpático y campechano ¿qué es lo que he comido? Le digo que me preparé una tostá de esas que hacemos por esta tierra extremeña, tosté el pan, le restregué un diente de ajo, le eché un poco de sal y encima aceite frito; bebí un tazón con leche y acompañé al minibanquete unas escorias de uvas. El doctor sonrió y me dijo que había hecho muy bien, que no sabemos lo que nos puede pasar mañana y que eso no tiene importancia para la operación.

Un par de minutos para la anestesia local y sólo como un minuto para cortar con el bisturí el tejido carnoso, apretó con los dos dedos pulgares y salio el quiste como un huevo de pájaro.

Estoy bien ahora comienza a dolerme con algo de picor.


lunes, 7 de septiembre de 2009

MI SEGUNDA VIVIENDA


Nuestra segunda vivienda, es ilusionante, en verano nos vamos a pasar allí el fin de semana (sábado y domingo); no es un chalé de lujo ni pretensiones de grandeza (es más bien pequeño), a la hora de gastar... pensamos con la inteligencia. Buscamos leña por el campo, pintamos las paredes y a mi me toca hacer todo el oficio de jardinería. Se trabaja a gusto.

Tiene su chimenea para el tiempo frío de invierno y, su pequeña piscina para los meses estivales.

No es oro todo lo que reluce, es una acertada frase cliché, pues a veces los inconvenientes son difíciles de aguantar:

Muchos sábados algunos vecinos celebran alguna fiesta, los del sur somos muy dados a estos alegres menesteres. El sábado fue un cumpleaños en un chalé de la calle, toda la noche con música de karaoke, dormíamos y despertábamos a ratos. Para el próximo sábado estamos invitados a otro chalé, unos habitantes muy próximos quieren hacer otra fiesta, por lo que nunca somos capaces de protestar, quién sabe si ahora nos toca a nosotros ser los escandalosos (yo no soy así).

El sábado estuvimos frente al porche, sentados en hamacas, viendo la televisión hasta las dos de la madrugada, se estaba bien, mi mujer embadurnada de un liquido que rechaza a los mosquitos y yo, con una rama moviéndola constantemente para ahuyentarlos. En la habitación, desde que tenemos un aparatito eléctrico, no nos han vuelto a clavar su aguijones esas hembras, porque los machos que desde cincuenta metros huelen a sangre de animal u humano no la chupan, hacer sonar un zumbido para que su hemabra coja ese alimento de proteinas para poner los huevos.

Una vez cayó de las ramas de la arizónica una culebra con una lagartija en la boca. Hace unos días unas ratas nos visitaron; por lo que existe otro aparato eléctrico que emite unos sonidos y las espanta.

A pesar de estos inconveniente nos sigue gustando nuestra segunda vivienda .