
Por esta zona extremeña ponemos la terminación "ino" a personas, animales y cosas para mostrar nuestro cariño. Al más pequeño de la casa le decimos chiquinino, a cualquier niño que le queremos reprender le decimos tontino.
El caso es, que, teníamos un pájaro canario y le llamábamos Pajarino. Siempre encerrado en su jaula saludaba al nuevo día con inquietos movimientos y silbidos.
Consulté al presidente de una asociación en defensa de los animales; mi pregunta misericordiosa fue: "que si mi familia estábamos cometiendo un daño al pajarino por privarle de su libertad". Él me contestó: "¡De ninguna manera! A ti te lo han regalado y estas aves están habituadas a esta vida".
Pajarino me conocía muy bien, se alegraba que pasara con él algunos ratinos en la terraza o balcón. Yo le enseñé dos sones de música a base de silbidos y él lo cantaba muchas veces. Si, muchas veces, hasta darse el caso que una vez yo estaba ausente de la vivienda, Pajarino silbaba mi ritmo y, mi mujer creyó que era yo el que silbaba, al abrir el balcón se quedo sorprendida, era Pajarino el que imitaba mi canto.
Un domingo, Radio Nacional de España en Barcelona tenía como tema: las mascotas, llevaba el programa Nuria Guitar y su marido Magín Revilla, llamé para comentar mi relación con Pajarino, me pidieron que a través del teléfono repitiese ese sonido mío de canto, lo hice, y casi toda España creo -exagero pero era una franja horaria de mucha audiencia-, que lo escuchó. Pajarino también me enseñó dos ritmos y, una vez cantaba yo el suyo y, otra vez él cantaba el mío.
Si Belkis consigue unirnos por navidad a través de msn y todos tenemos nuestros micros y auriculares, incorporados al oído y a los labios, os prometo que repetiré ese canto.
Pajarino murió hace unos años por muerte natural, lo enterré en un nicho muy chiquinino en el terreno de mi chalé.